De repente todos son artistas, todos son especiales. Esto deja a Bicho un poco confundido, y se pregunta que es lo que le hace a el especial. No especial para sus amigos y familia, no, especial de verdad. Se pregunta que es lo que le diferencia del resto de gente de una calle concurrida, gente que camina sola o acompañada, en grupos de tres, de cinco, de la mano. Subiendo la calle o bajandola. Andando apresurado o con parsimonia. Se pregunta si desde fuera, el tambien parece formar parte de la unidad, de la masa de personas con caras indiferentes que nadie recordara al llegar a casa, con sus abrigos en tonos neutros y las manos en los bolsillos. No se pregunta muchas cosas. En realidad es solo una formulada de muchas maneras distintas.
Se da cuenta de que si se perdiera nadie podria sacarle de esa masa de plastilina marron hecha de la mezcla de muchas plastilinas de colores vivos. Se da cuenta de algo mucho peor ; ya se ha perdido. Si no fuera por las peculiaridades de su apariencia, como llevar cinco relojes en el brazo derecho, ni él mismo se distinguiria. Pero el grupo no tardara mucho en aplastar su individualidad y volver a ser homogeneo.
En un intento de diferenciarse y no dejarse tragar, pasa a formar parte de la clasificacion de personas que andan con prisa. Corre a su casa evitando tocar a la gente, entra sin saludar y sigue corriendo. Su madre grita: “ Te dije que no bebieras tanta agua antes de salir!“ pero el ni va al baño , ni la oye. Se lanza a un papel y escribe una linea tras otra, alterando detalles pero no el sentimiento, escribe en tercera persona y con un pseudonimo. Quiere diferenciarse mediante las letras. Pero esto es todo lo que consigue, y ya no le corresponde a el sino a ti juzgar si se ha diferenciado.
27 de abril de 2013
Por obra y gracia de Celia Pendás:
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