Cuando de lo que va, nada va bien, ¿qué haces? ¿Si tu gran apoyo ha desaparecido en qué coño te apoyas? Cuando sólo se hacen las cosas al revés de como las quieres, ¿qué? ¿Y si sólo quieres llorar mientras no paras de comer pollo del KFC debajo de tu cama? Tirándote todas las migas por encima, teniendo pelusas de polvo debajo, y nada dentro. O solo tristeza. Eso ya al gusto del consumidor.
Me encantaría poder arreglar mi vida. Que por una vez las cosas fueran bien. O bueno, me conformo con que tirasen. De mi. Al fondo de algún precipicio.
Si mi voz no se quebrase y pudiera hablar no lo haría. Si pudiese morir tampoco. Ni vivir. Elegiría la caja, la caja siempre es la mejor opción.
Podría irme. Podría irme para sumergirme en una cultura nueva como la india y descubrir mi verdadero yo. Gilipollas. Como si aquí no pudieras hacerlo. Tú o cualquiera de los modernitos jipis que no sé por qué pero piensan esa mierda.
Sanar tu vacío con otro. Y otro. Y otro. Y así hasta superar mi récord personal de gilipollas entre las piernas.
Podría volver a los chupitos de cada viernes y querer morir los sábados.
Podría volver a fumar, que eso siempre te da un toque más enigmático.
Podría terminar mi propósito de ser una chica fitness.
Podría empezar a dedicarme a hacer vino. ¡Qué coño! Me lo terminaría bebiendo yo todo antes de que madurase y terminaría muerta.
Podría.. no sé.. aficionarme a algo. ¡Al vino! No joder, no quieres ser alcohólica.
Podría empezar a inventarme mi vida cada vez que hablo con una persona a la que no conocía de nada.
Podría aprender informática. O podría aprobar de una vez todas las asignaturas de un cuatrimestre a la primera.
Podría entrar en Masterchef. Junior, obviamente.
Podría hacerte ver todo el daño que me has hecho. Ya, pero luego ¿qué?¿Y arreglar las cosas contigo? Nah, sería infravalorarme mucho. ¿O no?
Podría delirar, como ahora.
Y comer.
Y olvidarte.
¿Me llevará mucho?