En este momento me siento tan en paz y a gusto conmigo misma que ni me lo creo. O sea a ver, estoy contenta, creo que por primera vez en mi vida me quiero y me acepto como soy. Obviamente hay cosas que cambiar, no puedo ser perfecta.
Pero que no sé, ya no me miro en el espejo y lo primero que se me ocurre es llamarme fracasada o gorda o decepción. Me miro y me digo tienes un coño de aquí a Logroño, joder. La verdad es que como que todo empieza a cuadrar: la gente, mis movimientos, incluso el corazón.
Por fin consigo dormir bien, por fin puedo conciliar el sueño a la primera porque llego a la cama cansada de haber hecho cosas durante el día y por fin salgo a la calle todos los días.
Me estoy descongelando.