Quiero vivir en un lugar en el que siempre haga mal tiempo y esté lloviendo, que no salga el sol y que en verano no haya calor. Que haya árboles altos que me den sombra y en otoño que se les caigan las hojas amarillas y la lluvia las moje.
La casa tendría dos pisos, en el de abajo un salón con chimenea a doble altura; y en el de arriba las habitaciones, con el techo como si fuesen buhardillas. Un patio enorme y un mesón con bodega repleta de vinos caros y viejos que abrir cada domingo para celebrar lo que sea. Todo el suelo de la planta sería de parqué y el de arriba moqueta, para ir descalza siempre.
A parte de mi cuarto, tendría otro pequeño única y exclusivamente para mi y mis cosas, con una máquina de coser, una ventana con un poyete y cojines para sentarme a hacerles bufandas a mis hijos o para leer todos los libros que me compraré.
Tener un marido guapo, alto y elegante, que comparta mi afición por la lectura y la música, que me regale entradas a teatros y óperas y que me quiera.
Esa sería mi vida perfecta.
10 de marzo de 2013
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