Que siente la cabeza dicen, que no puedo ir por la vida cerrando garitos y discotecas dicen, que me apunto a un bombardeo dicen. Y yo no lo entiendo.
Tengo 20 años y se supone que no puedo seguir así. Y yo me pregunto: ¿por qué?
Estudio, trabajo, enseño a mi hermano todo lo que debería enseñarle su profesora y que no le enseña, hago las tareas del hogar, me olvido (o más bien me provoco el olvido) de tener novios, ¿y resulta que no puedo salir de vez en cuando? ¿Por qué? ¿Qué más queréis que haga? La vida no es tener un montón de obligaciones que cumplir para olvidarte de los verdaderos placeres.
Me encantaría cumplir 20 años una y otra vez, seguir sintiendo la libertad como algo cotidiano, saber que nada es imposible. ¿Imposible? ¡Ni si quiera sé lo que significa esa palabra! Vivir en un verano interminable y sacar partido a cada minuto de sol.. o de lluvia (como dicen en aquel anuncio de la ONCE).
¿Tan mal estoy llevando la vida?
Entiendo que a la gente le guste la estabilidad a largo plazo y quitarle emoción a cada viernes. Pero yo.. no puedo. Soy adicta a despertarme cada sábado y pensar "¡La que lié ayer! ¡Pero hoy vuelvo a liarla!". Salir y conocer a gente nueva, vacilar, que me vacilen, tomarme un cali detrás de otro, o como en mis tiempos mozos, un chupito detrás de otro. ¿Por qué a la gente le gusta renunciar a eso? Es más, ¿por qué quieren obligar a los demás a renunciar a ello?
Sinceramente, no os entiendo. Llamadme loca.
21 de octubre de 2015
15 de octubre de 2015
Últimamente los olores me acosan, abusan de mi y me la juegan, teletransportándome a la primera ráfaga, cuando menos me lo espero. Me llevan a lugares pasados, me plantan en medio de las situaciones y lo veo todo desde fuera: aquella mañana de nieve y té en la casa de mi padre, el día que me quedé plantada en medio de la plaza mientras llovía, los días que me dormí sobre el pecho de Diego. Es inevitable y tan incómodo que desearía terminar con mi existencia de un momento a otro.
A pesar de todo, no puedo evitar disfrutar de cada momento, por muy amargo que fuera.
Pero lo peor de todo es que no paro de ir a Ucrania. ¡No puedo parar! Y no entiendo por qué. Necesito volver a mis raíces, volver a mi árbol (del que tantas veces me caí y del que tantas veces volvería a caerme), volver al huerto de mi abuelo y mi padre, volver a pasear por el patio de mi colegio, volver a tirarme con el trineo y romperme los pantalones, volver, en fin, a mi infancia. Y en verdad, ¿no es lo que todos queremos cuando crecemos? Esa fantasía de volver a ser niño y no preocuparte por la vida porque en lo que consisten tus días son en pasártelo bien y correr de tu madre cuando has hecho algo mal.
Pero esta vez es diferente, no es una fantasía, se ha convertido en una necesidad, y siento que si no la cubro, no volveré a ser feliz en esta vida. Y lo peor de todo es que los olores no me permiten olvidarme de esto y cada vez que pueden hacen el mal, me invocan una nostalgia incontrolable y solo sé cerrar los ojos y evadirme de la vida, importándome nada todo lo que está a mi alrededor.
Tengo esperanzas en volver a todo esto, y sé que se cumplirá, antes o después, se cumplirá.
A pesar de todo, no puedo evitar disfrutar de cada momento, por muy amargo que fuera.
Pero lo peor de todo es que no paro de ir a Ucrania. ¡No puedo parar! Y no entiendo por qué. Necesito volver a mis raíces, volver a mi árbol (del que tantas veces me caí y del que tantas veces volvería a caerme), volver al huerto de mi abuelo y mi padre, volver a pasear por el patio de mi colegio, volver a tirarme con el trineo y romperme los pantalones, volver, en fin, a mi infancia. Y en verdad, ¿no es lo que todos queremos cuando crecemos? Esa fantasía de volver a ser niño y no preocuparte por la vida porque en lo que consisten tus días son en pasártelo bien y correr de tu madre cuando has hecho algo mal.
Pero esta vez es diferente, no es una fantasía, se ha convertido en una necesidad, y siento que si no la cubro, no volveré a ser feliz en esta vida. Y lo peor de todo es que los olores no me permiten olvidarme de esto y cada vez que pueden hacen el mal, me invocan una nostalgia incontrolable y solo sé cerrar los ojos y evadirme de la vida, importándome nada todo lo que está a mi alrededor.
Tengo esperanzas en volver a todo esto, y sé que se cumplirá, antes o después, se cumplirá.
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